Cada persona tiene su propio ritmo y proceso de encuentro con la voz de Dios. En el camino, es necesario tener un acompañante que pueda animarnos, aconsejarnos y, sobre todo, escuchar todo lo que nos inquieta y entusiasma. 

A través de un proceso de acompañamiento personal, basado en un material especialmente diseñado para ayudarnos a descubrir o aclarar lo que el Señor espera de nosotros, los promotores vocacionales locales dan seguimiento al proceso de cada joven que se acerca con inquietudes vocacionales.