

PROFESIÓN SOLEMNE
Al terminar la formación inicial, el religioso se plantea una pregunta fundamental: ¿deseas consagrar a Dios todos los días de tu vida dentro de la Orden de las Escuelas Pías? La respuesta afirmativa se expresa en una promesa hecha a Dios para toda la vida.
Nuestras constituciones
Transcurrido el tiempo de la profesión simple,
el religioso declarará, por escrito,
su propósito de hacer libremente la opción
de vivir en la Orden por toda la vida,
en el lugar y oficio
a que los Superiores le destinen
para gloria de Dios y utilidad del prójimo.
Haga entonces la profesión solemne,
precedida de un tiempo de retiro y oración.
No. 116
LOS MOMENTOS DE LA PROFESIÓN SOLEMNE
Haz clic en cada pestaña para conoce más sobre el proceso que lleva una persona en esta desición fundamental en su vida.
El religioso escribe una carta dirigida al padre provincial, donde pide ser admitido a la profesión solemne. En ella, expresa brevemente su camino de discernimiento y su deseo de entregar la vida entera.
El provincial responde al religioso y lo acepta para que haga su profesión solemne dentro de las Escuelas Pías. Se procede a fijar la fecha de la Eucaristía en la que se realizará el rito de la profesión. También se busca el momento idóneo para que el religioso haga sus Ejercicios Espirituales.
El religioso elige un lugar y fecha idóneos para retirarse un tiempo, dedicado al silencio y la oración, preparando su corazón ante el paso desicivo que está tomando en su vida. Suele ser algún monasterio o casa de oración adecuada.
Ya el día señalado, dentro de la Eucaristía, el padre formador convoca al religioso por su nombre completo. Éste, puesto en pie, expresa al superior su deseo de profesar de manera definitiva en las Escuelas Pías. Toda la asamblea damos gracias a Dios por ello.
El superior provincial le pregunta al religioso por su deseo de consagrar su vida a Dios, siguiendo los consejos evangélicos y viviendo según ellos, como promesas o votos de Castidad, Pobreza y Obediencia. Pregunta también si es deseo del religioso dedicarse por entero al servicio de los niños y los jóvenes, gastando generosamente la vida entera.
La Asamblea entra en un momento especial de oración por el religioso para que Dios lo ayude a realizar durante toda la vida aquello que está a punto de comprometerse. Todos invocamos la ayuda de los santos, pedimos la misericordia de Dios y la presencia de su Espíritu Santo.
El momento crucial. El religioso, puesto de rodillas delante del superior, hace voto a Dios todopoderoso de castidad, pobreza y obediciencia, y según ésta, dedicarse a la educación de la niñez y juventud para toda la vida. El superior acepta los votos y encomienda a Dios la vida de quien acaba de profesar.
El superior hace una oración para consagrar a Dios a quien acaba de firmar su profesión sobre el altar. Pedimos el Espíritu Santo y su ayuda divina para que pueda vivir conforme a lo que ha prometido.
El religioso que acaba de unirse de manera definitiva a la Orden recibe el abrazo de paz de parte de los religiosos presentes en la Eucaristía. Es común que también lo abrace su familia más cercana.