

ORDENACIÓN PRESBITERAL
Transcurrido un tiempo de servicio diaconal, el religioso pide ser acptado en el orden de los presbíteros. Ser sacerdote escolapio tiene un sabor especial: dedicar nuestra paternidad dilatada para que la vida del Espíritu crezca entre los niños y los jóvenes.
Nuestras constituciones
Cristo, al vivir con los humildes
y bendecir a los niños que se le acercaban,
nos llama a la sencillez de los pequeños diciendo:
Si no os hacéis como niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos.
Revestidos de estos sentimientos de Cristo,
llegamos a ser
cooperadores de la Verdad divina
y nos hacemos niños con los niños
y pobres con los pobres.
No. 19
LOS MOMENTOS DE LA ORDENACIÓN PRESBITERAL
Haz clic en cada pestaña para conoce más sobre el proceso que lleva una persona en esta decisión fundamental en su vida.
- PETICIÓN
- ADMISIÓN
- EJERCICIOS
- LLAMADA
- INTERROGATORIO
- LETANÍAS
- IMPOSICIÓN DE MANOS
- CONSAGRACIÓN
- ENTREGA DEL CÁLIZ Y PATENA
El religioso escribe una carta dirigida al padre provincial, donde pide ser admitido a la ordenación presbiteral. En ella, expresa brevemente su camino de discernimiento, la experiencia que le deja el diaconado y su deseo de vivir el sacerdocio a la manera de san José de Calasanz.
El provincial responde al religioso y lo acepta para ser presbítero. Se busca un Obispo que pueda ordenar al religioso y se procede a fijar la fecha de la Ordenación. También se busca el momento idóneo para que el religioso haga sus Ejercicios Espirituales.
El religioso elige un lugar y fecha idóneos para retirarse un tiempo, dedicado al silencio y la oración, preparando su corazón ante el paso desicivo que está tomando en su vida. Suele ser algún monasterio o casa de oración adecuada.
Ya el día señalado, dentro de la Eucaristía, el padre provincial convoca al religioso por su nombre completo. Ahí, frente a toda la Asamblea, le pide al Obispo que ordene presbítero al religioso. Cuando el Obispo dice que lo elige para el orden, toda la asamblea da gracias a Dios por ello.
El Obispo le pregunta al religioso por su deseo de consagrar su vida a Dios, viviendo unido al sacerdocio de Jesucristo, unido al sacrificio pascual de su Amor y dispuesto a servir a la Iglesia como ministro de los sacramentos y la Palabra. Así como su intención de vivir obediente a la autoridad eclesial.
La Asamblea entra en un momento especial de oración por el escolapio que será ordenado, para que Dios lo ayude a realizar durante toda la vida aquello que está a punto de comprometerse. Todos invocamos la ayuda de los santos, pedimos la misericordia de Dios y la presencia de su Espíritu Santo.
El momento crucial. El diácono, puesto de rodillas delante del Obispo, recibe la imposición de manos. Este es un gesto que hemos heredado de las primeras comunidades cristianas y que, hecho en silencio, invoca la presencia del Espíritu Santo sobre el consagrado.
El Obispo hace una oración para consagrar a Dios a quien se ordena presbítero. Pedimos el Espíritu Santo y su ayuda divina para que pueda vivir en clave de entrega y testimonio, que colabore con la construcción de la Iglesia, Pueblo de Dios y sea siempre un padre cercano y misericordioso.
Una vez que se ha revestido con la estola y casulla, vestidura propia de los presbíteros, las manos del recién ordenado son ungidas con el Santo Crisma como signo de consagración. Luego, recibe la Patena y el Cáliz, mientras el Obispo lo llama a vivir siempre unido al sacrificio pascual de Cristo.